Hoy me pregunto qué es el HOMBRE (y no voy a caer en la diferenciación de hombre-mujer, tomémoslo por su significado neutro, es decir, perteneciente a la raza humana).
Un ser humano nace, por regla general de otro ser humano (¿o hablaríamos de sera humana?), con la colaboración de un tercer ser humano, salvo casos puntuales en los que una paloma se encarga de esto último, pero casi suena a milonga, pero hay gente que lo cree y a mi no me importa reflejarlo. La ciencia es de meridiana claridad respecto al tema. Claro está que la ciencia no tiene respuestas para todo, pero, me da que prefiero el método científico al método Yahya Jammeh, del que Nach dem Chaos ofrece su particular visión.
Un ser humano se desarrolla. Pertenece a esa clase de cosas que se modifican en el tiempo. Y como el tiempo tiende a fluir (por lo que nos dice la ciencia) hacia un solo sentido, pues resulta que envejecemos en vez de rejuvenecer. Es decir, nos vamos «oxidando», burdamente hablando, en sentido de chapista, pero no sólo en ese sentido, sino tambien en sentido bioquímico. La oxidación de los nutrientes tiene la mala costumbre de producir diversos efectos adversos. Y que sepamos, las células humanas tienen la mala faena de estar diseñadas con una apoptosis, o muerte celular programada. Y discutir ahora sobre telómeros es demasiado. Resumiendo, que el desarrollo nos prepara para una muerte anunciada desde el momento de nacer.
Un ser humano se reproduce. Eso es evidente. Menudo gusto da hacerlo. Y es que la naturaleza no nos puso los receptores de placer en la punta de la nariz, porque esa especie que lo hizo así, se quedo en el jurásico, por andar todo el día tocandose la nariz mutuamente en vez de estar haciendo seres de dicha especie, cuantos más mejor. Todo es claro. El ser humano, que se muestra férreo en la defensa de su posición de superioridad con respecto a los demás seres vivos (el ser humano no es un animal, es el cúlmen de la creación, heredarás la tierra, te alzarás sobre las bestias…), no hace otra cosa que invadir su medio, sin control alguno, diezmando las demás especies, los recursos naturales, hasta que estos desaparecen o son sustituidos por otros seres, insensibles a nuestros intereses, o productos químicos no utilizables (incluso dañinos para el ser humano). Y sigue reproduciéndose. Otros ya se han dado cuenta de que somos demasiados, y se ha teorizado sobre que va a pasar cuando nuestro planeta albergue más almas vivientes de las que puede soportar. Yo no me atrevo a hacerlo, puesto que el ser humano ha demostrado en muchas ocasiones que es un lobo para él mismo (pobres lobos, mala fama han criado entre los humanos), y mirar más lejos me llena de un profundo resquemor.
La muerte como final. O como principio. El qué del principio no está claro. Pero nos lo venden cojonudo. Me viene a la mente la imagen de una serie de personas, tirando de unos odres gigantes de agua, mientras otras caminan a su alrededor, fustigándolas con crueles látigos (unas veces) y dulces mentiras (otras), prometiendo descanso al llegar al final de un camino que nadie conoce a ciencia cierta (que expresión más evocadora, nombrar a la ciencia en esto). Algo que se nos oculta, que se nos priva desde niños, que asumimos con la edad, pero que se ve como algo negro (más negro que la muerte, todo tiene solución menos la muerte,…). Al menos en el ámbito en el que vivo, más o menos esa cultura que llaman occidental con tintes mediterráneos (cada día menos, hasta que la devoren como si de una hamburguesa extra se tratara).
Hasta aqui puedo leer. Mañana seguiré reflexionando mi porqué, el sentido de la vida, según el que teclea. Y es que la vida…, la vida es un milagro:
Pd: maldita banda sonora. Puedo tararearla incluso dormido.
Pd2: Kusturica es un genio. Y en esta película uno se enamora de la vida, si o si.